Si esta imagen no te emociona, no te gusta el cine de verdad

lunes, 1 de julio de 2013

EL CORSARIO NEGRO



 
El corsario negro se despertó, estiro los brazos y casi rozó la madera del techo del camarote con sus largos dedos, se levanto enérgicamente, se calzo sus grandes botas, se ajusto el ancho cinturón con su espada y, saliendo al exterior con el sombrero en la mano, miro a su alrededor con aire inquieto y se lo coloco de medio lado.
Recordó haber soñado algo agradable, de aquella tarde pasada, donde, en la taberna, aquella chica de pelo negro y rizado le sirvió una jarra de vino con una gran sonrisa, el corsario le devolvió la sonrisa y le pago con un doblón de oro, y ella, cogiéndolo con dos dedos, lo dejo caer entre los encajes de la parte superior de su corpiño, y, girándose de forma grácil con una mano en la cintura, se alejo hacia la barra. Él se quedo pensativo, mirándola, hasta que un golpe seco en la espalda le hizo reaccionar, era uno de sus hombres, que medio borracho le decía: debemos marchar ya.  
 
 
 

1 comentario:

miquel zueras dijo...

¡Hola, Lala!!! Bienvenida de nuevo ¿Soy el primero? Anda, qué bien. Me alegro mucho de tu vuelta que en Borgo se te ha echado de menos. Muy bueno el microrrelato de el corsario. Espero a partir de ahora ir leyendo más como estos.
Muchos besos. Borgo.